Al caer presa de una ensoñación estás en el futuro. Si te sumerges en un recuerdo vives en el pasado. Solo puedes estar presente «ahora» si estás atento a lo que te está ocurriendo.
Casi todos tus pensamientos y acciones indican que vives como si no tuvieras en cuenta que la vida es lo que hay entre antes de este momento y después de este momento. Si no es presente, no es vida, es recuerdo o fantasía.
Organizar, planificar y prever es necesario e inevitable para crear un sistema que nos pueda sostener y facilitar las condiciones para nuestro desarrollo material, emocional, intelectual y espiritual, y sirve para eso, y nada más. Cualquier segundo que estés de más organizando, planificando y previendo señala que has caído en una trampa que utiliza tu ego para apartarte de tu vida. Y ese tiempo “de más” es en el que transcurre casi toda tu existencia, y es el que te separa de lo que llaman felicidad, del progreso personal, del avance espiritual y de la salud.
Que tu vida sean tus preparativos, y poco más, es una perversión.
Al posicionarte en las coordenadas que te colocan en la pequeña entrada por la que accedes a la esencia de tu realidad, a tu auténtico y eterno “momento”, desaparecen los parámetros en los que se alimentan el resentimiento y el miedo.
- Resentimiento es volver a sentir el dolor por lo que hiciste o por lo que te hicieron. En el eterno momento no hay recuerdo.
- Miedo a perder lo que tienes: salud, relaciones y propiedades. En el eterno momento no hay fantasías.
Ambos nos dan una referencia inestimable, son una alarma que suena si nos dormimos. Cuando sientas alguno de los dos, mira a ver si te estás saliendo de tu camino, y si todavía no estás en él, puedes decidir entrar por primera vez.
Tu bienestar profundo se experimenta en el ahora, la dimensión desde la que puedes utilizar la potencia de tus capacidades espirituales: el Amor y la Magia.
¡Nos vemos en el siguiente post!
¡Abrazos!
-Jorge Armas Davara
