
Los demás pueden interferir para dejarte avanzar, pero solo tú puedes hacerlo hasta impedírtelo.
Buscas paz, tranquilidad, seguridad y felicidad. Es lo único que de verdad anhelas. Es lo que de verdad te interesa. Cualquier cosa que hagas en otro sentido sabes que te aleja de tu deseo más importante. Y sí te importa.
Cualquier acción que te de un resultado que no te de paz, tranquilidad, seguridad o felicidad te inquieta y te hace sentir que no era eso lo que buscabas. No te hace verte como tu te quieres ver.
De la paz y de la felicidad te separan tus conflictos morales, tus emociones encontradas, tu ira, tu envidia, tus apegos, tu frustración, tu soberbia y tu avaricia.
Deja de querer que las cosas sean como a ti te gustaría que fueran y acéptalas como son, no mires hacia otro lado y afróntalas sin distorsionarlas. Haz en cada momento lo que debes hacer. Tú sabes lo que debes hacer. No hablo de lo que se espera de ti, hablo de lo que tú esperas de ti.
De tu paz y de la felicidad te separan también tus distracciones.
Sabes lo que tienes que hacer pero tu mente se entretiene con lo primero que le propone tu torrente de pensamientos. Te identificas con cualquier estímulo que ves o que oyes. Sientes que un polizón lleva el timón de tu propia vida. Medita o aprende técnicas de atención para educar tu mente vagabunda.
De tu paz y de tu felicidad te separa tu propia ignorancia, la dificultad para saber que ya las tienes.
El desenfoque de tu mirada hacia ti te impide ver que ya has llegado, que nunca hizo falta partir. Espiritual es el que ha emprendido el camino de conocimiento que lleva a la paz y a la felicidad que ya moran en ti.
¡Un abrazo!
-Jorge Armas Davara