
Si no aprendes por el camino rápido de la comprensión, lo harás por el lento de la experimentación.
Has aceptado la ideología que hace creer que para vivir tienes que sacrificarte en un valle de lágrimas. Confundes trabajo con dolor, y no son lo mismo. Así estás abocado a la enfermedad o a la pobreza. Enfermo por haber entregado tu salud por un sacrificio. Pobre por no entregarla.
Todas tus vivencias son una propuesta de aprendizaje en el plan de tu desarrollo hasta que hagas acopio de la experiencia necesaria que te permita regresar a tu destino. No hay muerte, hay vida y avance, aunque te pueda parecer lento, siempre lo hay. Tu vida es el recorrido de vuelta a casa.
Lo que no has aprendido te volverá a suceder hasta que lo aprendas, y cuando lo hagas, te volverá a ocurrir en una vuelta superior de la espiral de la evolución, lo mismo pero un poco más difícil, un poco más experto.
La energía progresa en espiral. Obsérvate y verás que siempre fue así. Seguirá siendo así. Tu dolor y tu miedo indican que no has aceptado las normas del juego.
Cada giro supone un aumento de tu consciencia y de tu capacidad. Lo que antes te parecía inabordable ahora es abordable y posible. Tu esfuerzo será el mismo, pero tu capacidad y el resultado son, cada vez, exponencialmente mayores.
Antes te angustiabas por una pequeña dificultad igual que ahora por una cuestión gigantescamente más amplia y elaborada. Y fue hace poco, hasta lo puedes recordar.
Aunque la angustia se va mitigando cuando vas cambiando tu nivel de consciencia, aparecen retos y pruebas acordes a la altura de tus nuevas facultades; es inevitable y necesario, será así hasta que finalices tu evolución.
¿Cuándo termina la evolución? Cuando vuelvas a tu origen, cuando seas todo consciencia.
¡Un abrazo!
-Jorge Armas Davara
(Si quieres recibir mis posts cada semana directamente en tu correo puedes suscribirte en el formulario que hay al final de esta página).
Me encantan tus pensamientos
Muchas gracias, María José.
Muchas gracias, Alfonso.