
Y la materia sigue a la energía. Tu pensamiento transforma la materia, constantemente, seas consciente o no.
Tu realidad es una construcción de tu mente. No hablo de la realidad, sino de la tuya. Los acontecimientos principales de tu vida los has creado tú; los que has disfrutado y los que te han servido como aprendizaje.
Para que algo pueda existir tiene que ser concebido previamente en la mente. Desde el momento en el que cualquiera de los miles de los pensamientos inconexos que tienes cada hora establecen un mínimo de relaciones entre ellos, por el capricho de compartir una emoción o una palabra, adquieren la forma de una idea, de cualquier idea, buena para ti o no. Ten en cuenta esto último, que puede ser buena o mala, que puede entusiasmarte o machacar tus nervios hasta comprometer tu bienestar.
Y, paralelamente, si la idea no es pasajera y tiene fuerza, se habrá construido un proyecto, también en tu mente, que alimenta, ancla y justifica la existencia de esa idea. Basta que haya un proyecto,»cualquier proyecto», por inoportuno e insensato que sea, para que se activen los mecanismos mentales, conscientes, y casi siempre inconscientes, que desarrollan la energía que facilita el trabajo que va a materializar lo que ya habías definido en tu espacio mental.
Que los mecanismos sean inconscientes significa que aunque no te des cuenta de ellos, sigues materializando de forma habitual cosas que puede que luego veas delante de tus narices y que no entiendes qué tienen que ver contigo, y tu vida se va volviendo ajena a lo que tú quieres. Así puede llegar un momento en el que te encuentres liado en incontables situaciones y relaciones personales, profesionales y sentimentales que desearías no haber empezado nunca. Puedes llegar a pensar que el sentido que ha tomado tu vida no te gusta.
La buena noticia es que si observamos muy a menudo el contenido de nuestra cabecita, algo de lo más recomendable, podemos cortar con muchos de estos desarrollos inconvenientes, antes de que nos metan en un problema.
¡Abrazos!
-Jorge Armas Davara
Muchas gracias, Alicia.