Pizarras

Meditar es editarme

Meditar es observar tus pensamientos y emociones en el presente sin identificarte, para así permitir que entren otras ideas. No hace falta apartarte del mundo ni irte a un retiro; lo puedes hacer todo el rato, todo el día, basta con retirarte de ti.

Has llegado a creer que la meditación te va a permitir conocerte mejor y que te va a hacer más feliz. Pues sí y no.

Crees que meditando vas a conseguir poner tu mente en blanco y te vas a liberar. También te has creído que es un medio de conocimiento. Olvídalo.

Meditar, en sí, no te hace ni más feliz ni te ayuda a obtener conocimientos ni te hace mejor persona. Y si crees que has puesto la mente en blanco es que te has identificado con cualquier pensamiento y te has quedado prendido de él. No la tienes en blanco, estás hipnotizado, no te confundas.

Puedes y debes observar con atención el flujo de tus pensamientos para así disminuir su caudal, y, a la vez, observarte con atención para no ser ni parte ni juez y perderte dormido detrás de cualquiera de ellos. No hace falta irte al Himalaya. Lo puedes hacer ahora mismo.

Si estás afectado por algo o emocionado, eres víctima de un afecto o de una emoción. Un conflicto interno o cualquier exaltación del ánimo te impiden pensar correctamente.

Cuando después de un tiempo de práctica hayas observado y descubierto tu actitud frente a tus pensamientos y emociones, y luego hayas resuelto tus egos más molestos, podrás pausar tus pensamientos hasta el punto de distanciarlos y abrir una pequeña brecha entre unos y otros.

Entre las pequeñas pausas que vayas consiguiendo entre tus pensamientos, entra la luz que ilumina la realidad del aquí y ahora y te despeja la mente para que puedas ver tus conflictos emocionales y mentales con más claridad. Luego tendrás que arreglarlos.

Cuando meditas no aparece nada nuevo, sino que se articula el desorden de tu mente y de tu espíritu y cambia tu punto de vista. Entonces habrás crecido como persona, habrás producido un cambio en tu ser.

Cada cambio en el ser te conecta unos instantes con el lugar de donde proviene energía con la que se nutre tu espíritu: la Fuente.

¿Qué es la Fuente? Es el estado sin principio ni final. Eres tú sin ego. Es lo que hay unos pasos después de la mejor versión que puedas imaginar de ti.

¡Un abrazo muy grande!

 

-Jorge Armas Davara

Deja una respuesta

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de su legislación europea

ACEPTAR
Aviso de cookies