
Tu espíritu no es otra cosa que tú mismo.
Crees que una experiencia espiritual te ha de hacer sentir mucho. Estás equivocado. Espiritual es cualquier experiencia que te haga crecer, la flipes o no.
Puedes aprender cosas de ti sin sentir emociones profundas o experiencias especiales. Una experiencia especial no remueve tu miedo vital ni tu sentido de deficiencia e inseguridad.
Tampoco meditando resuelves el desconocimiento que tienes de ti ni te salva de tu propia ignorancia, la que te hizo olvidar que en esencia eres completo.
No conoces a nadie que se haya iluminado meditando nada más.
Esas experiencias no acaban con tu sentido de limitación. Cuando termina la experiencia te vuelves a encontrar en el sitio de partida. Disfrutaste de un alivio, tu vida no ha mejorado.
Tus asuntos mundanos y tus asuntos sagrados se resuelven en el mundo y en la vida, no apartándote de ella ni persiguiendo alguna estrella que no es tuya.
Sin trabajo interior es imposible mejorar. ¿Qué es el trabajo interior? Es el esfuerzo de poner atención en tus defectos psicológicos, con los que dañas a los demás y los que te causan dolor.
La meditación prepara tu mente para tener la serenidad y el valor de observarte con mayor eficacia, ni más, ni menos.
Espiritual no es el que más reza o medita. Espiritual es el que tiene una actitud de crecimiento ante la vida, el que ha aprendido a purificarse atravesando los retos de la cotidianeidad.
¡Abrazos!
-Jorge Armas Davara
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